sábado, julio 26

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últimamente me ha dado mucho por ayudar gente. No es que sea del tipo de personas que se la pasa brincado de motivos altruistas para dejar una huella de carbono menos grande, simplemente lo hago porque me hace sentir un poquito mejor; ese es el motivo egoísta primordial por el que trato de disipar toda la presión que tiene en sus deadlines y sus motivos de caos.

En el caos de saberse hasta el cuello de situaciones y que no tiene  ni puta idea de que realizar, siempre me gusta ser un entrometido, pues la carga no es mía y puedo ver algunas veces con una claridad estúpida lo que se debe hacer. no tengo el peso del arrepentimiento en la toma de decisiones.


Al final de todo, ellos solucionan sus cosas, yo me siento un poco mejor. al menos hasta que comienza el amanecer del día siguiente y los claros van tocando las copas de los árboles, la línea del sol va filtrando por la rendija de la ventana y puede ir manteniéndome al margen hasta que sea la hora de trabajar, puedo gastarme lo que resta del día pretendiendo que estoy ocupado entre juntas, y personas de distintas partes de la ciudad; ¿es esta la vida que soñé?