Voy a hablarte con la verdad,
porque tengo ganas de escribirte y no quiero mentir en ese aspecto. no importa
el desenlace, lo que me interesa es la trama de todo esto, los ruidos de noches
en espacios concurridos. el capicúa con tu nombre en algún rincón, escondido,
al acecho de mi paso por tu ventana. todo es risitas estúpidas, mientras el
alcohol mantiene un ambiente relajado; peor no quiero ser el que tenga que
escucharte al día siguiente. dentro de todo el egoísmo absurdo que me cargo inconscientemente,
hay un apartado especial con tu fotografía, en donde volteas distraída, como
sacando algo de tu bolsa, un miércoles mientras las clases continúan.
Al final, siempre termino por convertirme
en el tipo de personas que odio; mientras en silencio odio a los tipos que se
han acercado demasiado, no con la buena intención, incluso quienes inconsciente
mente llegan saludan y se van. he convivido un poco de tiempo de más, resulta
que también ha pensado lo mismo y en el mismo instante; es algo absurdo que no
puedo tolerar del todo. es egoísta y cándido pensar que se está volviendo una
copia calcada entre paredes rugosas, mientras el café sigue fluyendo y el ruido
dando.
Probablemente todo es cosa de
unas horas de sueño, pues no he descansado lo suficiente; hay perros ladrando,
puedo escucharlos claramente. todo sigue su curso natural; una crisis de identidad
más. es la última vez que le doy mi opinión a otra persona que no sea yo.