martes, septiembre 20

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En algún lugar de la angustia matutina en una ciudad que apenas respira, los autos se entorpecen al cruzar.

I
¿Puede uno encontrarse solo del todo?
Siempre existe esa sensación de que alguien merodea y pudiera aparecer ante cualesquiera de las situaciones posibles, las entre calles en silencio, lámparas fundidas y vehículos intermitentes. Hay tanto de todo, las casas duermen, algunos se deleitan de creerse solitarios.

II
Hace tiempo que he estado embriagándome con gente que no conozco. Es mi nueva clase de afición, cuando no quiero pensar en nada, o más bien trato de distraerme del todo. Después de dos cervezas la mayoría piensa que te conoce; sucede que ven algún reflejo de las características cuando se bebe. Al final del día no es así, siempre termino con una excusa para retirarme antes de lo planeado.

III
Tengo el celular lleno de notas inconclusas, me ha entrado un pánico absoluto a escribir y dar detalles de lo que sucede. Generalmente cuando hay una estructura que no define el todo, uno suele llenar los espacios y le da nombre a las calles, plazas y personas. Todo se complica.
IV
Creo que lo mejor del año hasta el momento sucedió el viernes pasado, salí en bicicleta por los espacios aledaños y el aire en el rostro siempre le anima a uno, la velocidad, el movimiento, hay algo.

Después del recorrido inicial y para las primeras horas del día siguiente, tengo recuerdos breves de pedalear con mi alma entre los pocos carros y ver a las personas en sus porches como preparados para dormir. En algún punto decidí seguir a pie, pero después del viento, la velocidad y el movimiento el caminar resulta no tan grato cuando se quiere aventura.