Ok, para poder narrarles lo
siguiente, debo ponerlos en el contexto adecuado y el contexto adecuado es la
oficina en la que estoy colaborando de manera temporal. Es una oficina grande,
con 6 cuartos que sirven de clusters para los empleados. Está en el segundo
piso en Diego de Montemayor, en el centro de la ciudad, a unas calles de la macroplaza. No hago nada particularmente
emocionante y lo más interesante de mi día son las lecturas durante los viajes.
I
He comenzado este año con varios libros, unos de ficción, Virginia woolf, Juan villoro, Carlos sagan, etc... Desde el principio sentí una especie de conexión con los textos de villoro pues son tan cotidianos que uno puede llegar a creer que se narra su vida, pero luego hay elementos azarosos que marcan la bifurcación absoluta de lo que se lee y lo que se escribe.
He comenzado este año con varios libros, unos de ficción, Virginia woolf, Juan villoro, Carlos sagan, etc... Desde el principio sentí una especie de conexión con los textos de villoro pues son tan cotidianos que uno puede llegar a creer que se narra su vida, pero luego hay elementos azarosos que marcan la bifurcación absoluta de lo que se lee y lo que se escribe.
Es precisamente en un texto de
villoro donde se habla de una situación peculiar para con la regadera; la llave
se había caído y utilizaban una moneda para abrir o cerrar el flujo de agua.
Justo hoy en una de varias
vueltas al baño, pude notar en la regadera una moneda en el suelo y la llave
rota. Tuve una especie de llamada emocional pero literaria (llamada literaria) en donde todo estaba
sucediendo dentro y fuera de manera tan rápida que no distinguía lo uno de lo
otro.
II
He estado buscando empleo durante
un lapso difuso, y no va del todo bien. hoy conocí a una pequeña agencia, en
donde los tipos que laboraban en ella son pareja. Tenía una pinta de lo más
calma y relajada, pero el contexto de la oficina era más bien caótico. justo
detrás de cervecería entre las calles donde los perros usan navaja y los peatones se arrojan deliberadamente contra los
autos y los camiones vuelcan entre las vías; no pude evitar sentir una especie
de ternura por ellos, tan enamorados en muchos aspectos.
III
Quiero muchas cosas en la vida, pero
sobre todo quiero arder. Tengo esa necesidad suicidada en cada poro de mi
cuerpo. el llenarme de tareas y tener cansancio, dormir, despertar de golpe y
ponerme en mis asuntos, tener tantos asuntos como pueda manejar hasta perder la
cabeza y sentir que no hay tiempo. Quiero secarme al sol, oxidarme ante la
atmosfera cambiante y contaminada, sentirme un transeúnte perdido y así tener
la victoria de la antirutina.
IV
Es lo que hay.