sábado, mayo 3

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"Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual. Un día lo veré como la más remota prehistoria. Voy a conservarlo entero porque hoy me enamoré de Mariana."

La primera vez que me sucedió -y digo sucedió, porque no es algo que te “pase” es algo que se queda, se queda contigo mientras la vida continua- fue en un estacionamiento, tenía la mochila repleta de cigarros y libros de economía, en esos momentos uno siente que ese día va durar para siempre, que ni los ruidos ni las luces mercuriales pueden acercarse del todo a la realidad que uno está viviendo, el aire se siente como una especie de optimismo. dentro de los instantes siguientes todo pasa en ciclos extraños, que de pronto se aceleran y luego como si nada se vuelven más lentos, por ejemplo: el momento en el que los girasoles van girando, se siente deprisa y las flores se mueven todas juntas, el sol es la guía máxima. entre los momentos lentos que más me gusta destacar, siempre se encuentran las despedidas, porque al final de todo, es decir de ese momento, uno tiende a no querer dejar que se termine y alarga la pena eterna de mantenerse desintegrándose eternamente, mientras la gente sigue en su rutina con velocidad normal, uno sigue estorbando en cámara lenta.


La última vez que me sucedió creo que ya tenia una idea de por dónde iba todo el asunto; aun así sigue siendo inesperado, pues uno tiene la mente en otro lado, en las persianas que están dobladas en la sala, de cómo la pintura necesita otra mano; uno está pensando en otra dimensión, está pensando a futuro y de pronto se ve abstraído a este horrible momento llamado realidad, es llamado de golpe y sin previo aviso, y ahí está todo esperando suceder cortando todo los planes que pudiera uno tener un martes alrededor de las 5:30, pero para ese entonces ya nada importa, no hay nada que podamos decirnos para tratar de quitarnos la idea de la cabeza, porque ya se ha instalado, ya forma parte del torrente sanguíneo, ya recorre las células de nuestro cuerpo y sale a la menor provocación; estas sentado, y pides el tazón de la ensalada y sonríes como idiota, como si la ensalada fuera lo más hermoso que has visto en tu vida, pero no; la ensalada es lo más ordinario, y lo más cercano a extraordinario y hermoso que tiene, es la mano que le sostiene, uno tiende a moverse dubitativamente, como si se fuera ciego, y la ceguera es lo más normal porque uno no puede percibir las cosas como realmente son, uno queda impedido para cualquier cosa, ¿Por qué , así es siempre, verdad?